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  • Writer's pictureBruno Petroni

“Yo recibí la lección democrática. Gracias a Sergio Tomás”: el testimonio del yugoslavo estudioso de la telekinesis

[Fragmento de entrevista radial Ernesto Tenembaum - Zlatko Savicevic. 29/3/2024. A la mañana. Temprano]


por Bruno Petroni



Ernesto Tenembaum: …para que se entienda: usted y el candidato Massa…


Zlatko Savicevic: Sergio Tomás. 


ET: Massa. Se encerraron a ver los resultados de la elección.


ZS: En un cuarto con una televisión y, como dicen ustedes, canapés. 


ET: Hum…


ZS: Sergio Tomás comió bastante  y caminó, caminó por el cuarto. Yo no. Yo miraba concentrado la pantalla. Su foto con el porcentaje, la foto de Javier Milei. Los porcentajes no eran buenos. Milei cada vez más, Massa cada vez menos. Entonces, cuando iba 44 a 56, y el locutor de la televisión deslizó: “La diferencia, a estas horas, pareciera definitiva”, intervine. “Sergio Tomás, es ahora”, dije.


ET: Usted le daba órdenes.


ZS: No, pero Sergió Tomas se sentó y miró de frente el televisor, como dicen ustedes. Aguzó la mirada. Yo pensé en un ave rapaz…


ET: Hum…


ZS: …di por hecho que el porcentaje que acompañaba su rostro pasaría de 44 a 48. En un instante. Chac chac. Usted sabe.


ET: No, no sé.


ZS: A 47 tal vez, para que no fuera evidente y los locutores hablaran de lo inexplicable. Pero el 44 de Sergio Tomás se convirtió en un 43. El locutor dijo: “Se sigue agrandando la diferencia” y Sergio Tomás se comió un canapé que tenía un queso.


ET: ¿Ustedes estaban solos en ese cuarto? Esta pregunta no tiene suspicacia alguna. Es solo porque…


ZS: Sí.


ET: ¿Por qué? ¿Por qué el candidato a presidente, en medio del conteo definitivo, se encierra a solas con… hummm, no sé cómo decirlo…, un sujeto? O sea, con usted.


ZS: Lo que le digo es: cuando el 44 de Sergio Tomás se convirtió en un 43, y el 56 de Javier Milei en un 57, el mundo cambió de sonido. Ligeramente. A través de las paredes del cuarto se filtró el bisbiseo, el runrún o, como dicen ustedes, el ruido crepitante que nace del miedo. Yo me pregunté: ¿estarán llorando en el búnker mientras Sergio Tomás observa la caída tan tranquilo?


ET: Él estaba tranquilo.


ZS: Intervine de nuevo: “Sergio Tomás, tenés que hacer algo”. Me miró de reojo y no me respondió nada. Pregúnteme cómo me sentí.


ET: Hummm, no funciona así, ¿cómo se sintió?


ZS: Mal. Sentí bronca y miedo, pero ¿qué hice? “Sergio Tomás, estoy con vos”, le dije mientras el periodista aseguraba que los libertarios “ya se sentían ganadores”.


ET: A ver, yo le agradezco, señor Savisevic…


ZS: Savicevic.


ET: Savisevic. ¿Lo dije bien? ¿Usted quién es? 


ZS: Savicevic. Yo soy yugoslavo. No importa mi nombre, pero soy yugoslavo. Nací en 1978. Soy inteligente y tengo afinidad con las artes oscuras como cualquier sujeto inteligente. Conocí a Sergio Tomás a través de un video compartido por la Bratsvo Telekineza. El video de la botella. No fue el primer sujeto telekinético que conocí, pero sí el único ligado a la política. En general, todos los seres con capacidades superiores se mantienen fuera de las esferas del poder.


ET: Como X-Men.


ZS: Busqué información. Wikipedia decía “Sergio Tomás Massa es un abogado y político argentino”. Yo no sabía español. No comprendí que Tomás era un nombre optativo.


ET: Segundo nombre.


ZS: Sí, optativo. Desde entonces, le digo: “Sergio Tomás esto, Sergio Tomás lo otro”. Luego aprendí español rioplatense con la Bratsvo španski. Recién entonces viajé a la Argentina. Miré películas, me enamoré de mujeres, fui a los estadios. Cuando estuve listo, conocí a Sergio Tomás.


ET: Claro, claro, claro. Es que empezamos al revés. ¿Dónde conoce a Massa?


ZS: Sergio Tomás. Acto del FdT en La Plata. Lanzamiento del programa “Desafíos para la Reconstrucción Bonaerense”. Llegué temprano. Bastante. Había investigado. Bastante. La venta ilegal de armas de Carlos Saúl Menem a Bosnia Herzegovina, como dicen ustedes, me allanó el camino. Busqué a los responsables de mi país. Hablé con sus conocidos. Sus conocidos levantaron el teléfono y hablaron con los argentinos que habían estado involucrados pero no cayeron en prisión como Carlos Saúl Menem. Conseguí lo que quería. Me senté junto a Malena Galmarini.


ET: ¿Qué le dieron? ¿Un ticket? 


ZS: Sergio Tomás dio su discurso, pero no pude escucharlo. Con vergüenza le admito que, mientras él hablaba de lo que representa el esfuerzo del Estado para superar un momento único, yo estaba seduciendo a su mujer. La Gran Mujer, como le dicen ustedes. Pregúnteme si Sergio Tomás me miró desde el escenario.


ET: Hummm, ¿Sergio Tomás lo miró desde el escenario?


ZS: Claro que sí. ¿Y tuve miedo?, me pregunto solo. Por supuesto. Yo había visto a la botella sucumbiendo y me da pánico el cáncer. La telekinesis puede mutar células. Pero era el camino. Hablando de playas balcánicas, atrapé la atención de Malena. Ahora parece de mal gusto decirlo, pero la imagen es correcta: Sergio Tomás bajó del escenario furioso como un león. Se llevó a su mujer, disimulando como dicen ustedes, del brazo hacia detrás del escenario. Le preguntó por ese tipo y ese tipo le respondió: “Acá estoy. Solo quería saludarlo”. Miré a Galmarini y le dije: “Perdón, mujer”. Me acerqué al oído de Sergió Tomás y le susurré: “Yo sé”. Hice una pausa. “Yo sé”, insistí. ¿Me entiende?


ET: Dependiendo en qué sentido.


ZS: Las personas que saben la verdad de las cosas somos pocas y, por eso mismo, reconocemos a nuestros pares. Me reconoció. Charlé con Sergio Tomás a solas. Sin Malena. Me preguntó cómo sabía. Le hablé de la botella.


ET: Usted habla de la famosa botella que, ¿cómo decirlo…


ZS: Sergio Tomás sabe que se excedió. Me dijo: “La diputada Caamaño hablaba de la constitución. El tedio es una fuerza poderosa”. Y lo es, Ernesto Tenembaum. Le expliqué a Sergio Tomás que, para ejercer las artes oscuras, debía retirarse de su cargo.


ET: Magia o política.


ZS: Eso. Como dicen ustedes. Sergio Tomás me escuchó y salió a desmentir todo. “No la volteé con la mirada”, dijo. No lo puedo imitar bien. Me tiembla voz. Decidió quedarse en política. ¿Por qué? ¿Para ser su presidente? ¿El presidente de usted?


ET: Bueno, en todo caso, no mi presidente. Yo soy argentino y él habría sido el presidente de los argentinos. Porque si no parece que yo tengo…


ZS: En esa primera charla, a solas, sin Malena, le hablé del reino de Yugoslavia, del gran Mariscal Tito, de la decadencia democrática de mi país, de la disolución. Levanté la voz y dije: “La democracia hundió al reino de Yugoslavia”. Sergio Tomás me miró. Ya me estaba mirando porque yo estaba hablando, pero me miró más. Me miró como si yo fuera no una botella, sino un hombre. Pregúnteme si soy un pobre hombre.


ET: ¿Usted es un pobre hombre?


ZS: Lo era. Sergio Tomás no podía demostrar sus dotes ni compartirlas con nadie. Fue mi amigo. En mi casa alquilada, para despuntar el vicio, hizo volar jarrones, estrujo vasitos de plástico, subió el volumen, cambió de canal.


ET: Sin moverse.


ZS: Quieto. Estaba en un sofá, mirando para adentro, como dicen ustedes.


ET: Lo que no entiendo es… Hum… Si él es su amigo, si él no puede ser político y mago a la vez, ¿por qué usted lo expone? ¿Qué tipo, qué tipo de… ¿no??


ZS: ¿Usted cree en la democracia?


ET: Sí, bueno, la democracia…


ZS: No. No. Pregúnteme a mí.


ET: ¿Usted cree en la democracia?


ZS: Yo soy yugoslavo. Nací en 1978 bajo el mandato del gran Mariscal Tito. Yo vi a mi país decaer bajo el peso de la democracia. Y, sin embargo, yo creo en ella. Gracias a Sergio Tomás. Yo estuve en ese cuarto con ese hombre. Yo recibí la lección democrática. Yo vi al hombre elegir no ser El Hombre. Vi al hombre no perder el temple mientras, como dicen ustedes, Javier Milei acaparaba los votos.


ET: Hum… Lo que usted, para entender, quiere decir es que Massa podía mover los numeritos…


ZS: Sergio Tomás pudo y puede alterar el estado de las cosas. Si miraba concentrado, podía sumarse cuatro, cinco o dieciocho puntos de elección. ¿Por qué no lo hizo? Esto me lo pregunto yo mismo: ¿por qué no lo hizo? 


ET: ¿Por qué no lo hizo?


ZS: No lo hizo porque Sergio Tomás cree en la democracia. Yo me hice amigos en Argentina. No solo políticos o Malena. Poetas, actores, directores de teatro, comunicadores sociales, antropólogos, historiadores, periodistas de medios alternativos. A ellos, antes de la elección, los escuché diciendo: “Este tipo pone en riesgo la democracia” y después los escuché decir: “La gente vota cualquier cosa”. Yo no. Yo soy yugoslavo y conocí la grandeza en la tiranía, pero Sergio Tomás me enseñó que el poder popular no se puede alterar con un súper poder. Ahora ya está. Lo anuncio yo después de lo que ha pasado, Sergio Tomás se retira de la política. Dio la lección que tenía que darme y, ahora, yo se las he compartido.


ET: Bueno, estamos con Savisevic. En una jornada bastante especial. En el Congreso voló de todo…


ZS: Savicevic. 






Bruno Petroni nació en Buenos Aires en 1984. Publicó dos libros de cuentos: Los chicos y las guerras (2011) y La revolución de los justos (2015). Su tercer libro, Los cuentos del gobernador, sale este año (2024).



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